NOTA IV
Origen de los Latifundios
Pese a
la normatividad novohispana recopilada en las Leyes de Indias, los tres siglos
de dominación española se caracterizaron por el despojo de la propiedad, la
explotación y expoliación de los indígenas, y la concentración de la tierra en
manos de los peninsulares. La propiedad comunal de los indios fue objeto de un
permanente y sistemático despojo por parte de los conquistadores y
colonizadores; al principio mediante las mercedes y repartimientos; después a
través de las adjudicaciones, confirmaciones, composiciones, acciones de
compraventa, remates y la usurpación violenta.
La consolidación de la hacienda como una
unidad productiva eficiente sólo pudo lograrse a partir de la creación de un
sistema que permitiera atraer, fijar y reponer de manera sistemática los
trabajadores a su servicio. Sin embargo, también se debe tomar en cuenta que,
de manera paralela, se fortalecía el espíritu señorial en los hacendados,
deseosos de mostrar a familiares, amigos y socios la extensión de sus tierras y
el control que ejercían sobre los cientos o miles de peones a su servicio.
Al
iniciar la vida independiente de México, los gobiernos y sus leyes no atendieron a resolver el grave
conflicto agrario que persistía ya que había comunidades que no alcanzaban a
producir lo suficiente para sostener a sus habitantes y les era necesario
adquirir más habitantes y les era necesario adquirir más terreno, habida cuenta
que su población había crecido y estas comunidades no tenían para donde
extenderse, sobre todo en la región más poblada del país, ya que en dichos
lugares las referidas comunidades se encontraban rodeadas de latifundios tanto
laicos como eclesiásticos.
En los primeros tiempos de la vida
independiente de México no se dictaron leyes agrarias, como hubiera sido lo
correcto, para resolver dicho problema, se trató de solucionar esta cuestión
agraria mediante la colonización dictándose en consecuencia las leyes
respectivas en esta materia. Nuestra primera constitución nada dispuso para
resolver el problema agrario, se ocupó solo de la expropiación de bienes.
El siglo XIX fue tan conflictivo que la
atención al campo y su desarrollo quedaron relegados, surgiendo grandes y
poderosos latifundistas que no fueron lo suficientemente sensibles y generosos
para hacer participar de sus utilidades a los campesinos y trabajadores. Por el
contrario, lejos de alentarlos, los explotaban.
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